jueves, 6 de febrero de 2020

Teresa Pavón

Teresa Pavón inventó un  reposabrazos para inyectables que mejora la calidad de vida de los pacientes y facilita el trabajo a los profesionales sanitarios. 
Obtuvo la Medalla de Plata de la Feria de Inventos de Ginebra (2007) pero todavía  no ha conseguido comercializarlo.
Una temporada en el hospital encendió la chispa de su creatividad. Las penosas vías que le pusieron, que al cabo de unos días tanto la molestaban, hicieron que esta sevillana se pusiera a buscar una solución. Desde entonces, el proceso ha sido incluso más penoso que su estancia hospitalaria: “Lo peor fue darme cuenta de que tenía una buena idea, pero no sabía los pasos que debía dar. Te sientes muy sola. Este oficio es muy interesante, pero también muy ingrato”, explica.
Tras ganar una medalla de plata en la Feria de Inventos de Ginebra 2007 y gastar 30.000 €, Teresa se encuentra casi como estaba: “El premio me supo a gloria –admite– , fue un reconocimiento de que el reposabrazos es útil. Pero nada más. No he conseguido comercializarlo. No hay ayudas para esto en nuestro país, debes invertir mucho tiempo y dinero, y eso tampoco te asegura que tu producto salga adelante. Crea mucha frustración”. Tanta, que le ha vendido la idea a sus hijos por 500 €. Pero su cabeza sigue pensando, esta vez en un teléfono móvil que reproduce en un texto las conversaciones, algo muy útil para las personas con discapacidad, si llegara a fabricarse alguna vez.

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